En esta edición de Feria EVA 2025, la feria dio un paso que muchos esperábamos: abrirle un espacio protagónico al diseño de interiores, a las ideas que convierten una casa en un hogar. El nuevo pabellón Home & Decor, de 900 m², fue una joya dentro del evento. Un lugar cuidado al detalle, donde 66 marcas llenamos de vida un espacio pensado para quienes creen que habitar también es una forma de arte.
Cada rincón del pabellón hablaba de inspiración. Desde mobiliario hasta textil, pasando por objetos únicos con alma propia. La selección fue impecable. El equipo curador logró reunir propuestas con carácter, con raíz, con intención. Como si cada marca tuviera una historia que contar y este fuera el mejor escenario para hacerlo.
Desde el primer instante supe que Feria EVA home sería inolvidable
A veces basta un instante para sentir que todo encaja. Esa sensación me acompañó desde el momento en que abrimos nuestro espacio en el pabellón. La gente no solo miraba, se detenía, preguntaba, tocaba. Era como si el lugar mismo invitara a escuchar historias.
Una de esas miradas que se quedaron fue la de Natalia Vera, periodista de Citytv. Con su cámara y su sensibilidad, se metió hasta el corazón de nuestro espacio. Lo hizo con respeto, con curiosidad, con ese ojo que sabe ver más allá de lo estético. En la sección Eskape del noticiero del fin de semana, Natalia descubrió lo que para nosotros siempre ha sido el centro de todo: restaurar no es moda, es memoria. Es un acto de amor por el planeta, por lo que ya existe, por lo que vale la pena preservar.
Hablar con ella fue como abrir una ventana íntima. Le mostramos cada pieza con el mismo cuidado con el que fue restaurada. Y verla interesarse no solo en los objetos, sino en el proceso, en el porqué, fue profundamente gratificante. Que alguien lleve ese mensaje a más personas es un regalo.
No fue solo una entrevista. Fue un momento en el que sentí que lo que hacemos con nuestras manos, con nuestra historia, con nuestras ganas tiene eco. Tiene sentido.
Entre muebles, historia y amor nuestra propuesta cobró vida
En el pabellón Home & Decor de Feria EVA todo hablaba. No solo por el montaje o la estética, sino porque detrás de cada propuesta había una intención clara: emocionar, recordar, transformar. Caminar por ese espacio era como recorrer casas distintas, todas con algo en común el deseo de construir belleza desde la autenticidad.
Cada marca ocupaba su lugar con sentido. Había textiles que parecían abrazos, cerámicas que te miraban, aromas que te hacían cerrar los ojos. Y muebles. Muchos muebles. Pero no cualquiera. Muebles con cicatrices, con carácter, con presencia.
Nuestra empresa, Lurdes, tiene una misión: devolverle dignidad a lo que ya existe. Restauramos, sí, pero también intervenimos con materiales nobles, buscamos rescatar lo que muchos dan por perdido, y mostrar que lo viejo no es pasado, es posibilidad.
Para Feria EVA, elegimos llevar piezas que contaran mejor que cualquier discurso lo que hacemos. Una de ellas fue un mueble partido por la mitad. Literal. Lo presentamos abierto, sin ocultar sus heridas, para que cada visitante pudiera ver los materiales, el proceso, el paso a paso del oficio. Fue increíble ver cómo se detenían, cómo tocaban la madera, cómo preguntaban. Esa pieza se convirtió en una pequeña escuela sobre restauración.
La otra, una consola quemada por una vela, parecía destinada a convertirse en leña. Pero en nuestras manos, y con algo de paciencia, recobró forma. La herida se volvió textura, y el resultado fue tan inesperado que muchos no podían creer que se trataba del mismo objeto.
Ambas piezas fueron el centro de muchas conversaciones. Ahí entendí que Feria EVA interiorismo no solo nos había dado un espacio físico, sino la oportunidad de mostrar nuestro propósito sin adornos.
Lo que aprendí en Feria EVA home me acompaña
Las ferias no siempre son lugares de escucha. Pero esta vez fue distinto. Escuchamos mucho. A otros expositores, a los visitantes, a los comentarios casuales que se escapaban entre pasillos. Aprendí que la emoción es el mejor filtro: si algo conmueve, si algo conecta, si algo se queda… entonces vale la pena.
Uno de los regalos más grandes fue ver a tantas personas descubrir, tal vez por primera vez, que restaurar también es un camino hacia la sostenibilidad. En un mundo que empuja al consumo sin pausa, hablar de memoria, de reutilización, de belleza duradera, es casi un acto de rebeldía. Y qué lindo rebelarse así.
La organización de Feria EVA pensó en cada detalle. Desde la música ambiente hasta los recorridos internos. Todo parecía decir “esto importa”. Y sí, importaba. Porque muchos salieron de allí con algo más que una bolsa de compras: con una idea nueva sobre lo que es posible hacer, con lo que ya tenemos.
Me llevo agradecimientos. Por cada mirada sincera, por cada historia compartida, por cada conversación que no buscaba vender, sino conectar. Feria EVA nos recordó que mostrar lo que amamos puede ser también un acto generoso. Y que a veces, eso basta.