Ser restaurador de muebles no es solo un trabajo, es asumir el papel de guardián de historias. Cada pieza que llega a mis manos tiene una vida detrás: momentos compartidos, recuerdos familiares y marcas del tiempo. No se trata simplemente de reparar o embellecer, sino de respetar y valorar lo que ya ha vivido ese objeto. Como restauradora, mi tarea es prolongar esa historia, no borrarla. Un rasguño no es solo un defecto, es una señal de los años que ha sobrevivido y de las historias que ha presenciado. No podemos borrar el paso del tiempo, pero sí podemos rescatar el alma del mueble y darle la oportunidad de seguir contando su historia.
Cuando recibo un mueble, lo primero que hago es observarlo detenidamente. Busco comprender lo que esa pieza ha vivido. Observo sus cicatrices, su desgaste, y trato de descifrar qué necesita. Cada mueble es único, y por lo tanto, requiere una solución única. Este proceso me conecta no solo con la madera, sino con las personas que alguna vez la usaron. Así, me convierto en el puente entre lo que fue y lo que puede ser, cuidando que no se pierda lo esencial en el camino.
El saber del restaurador: técnica, historia y pasión por los detalles
La restauración de muebles es un oficio que combina la técnica con el respeto por la historia. No es suficiente saber de herramientas o materiales. Un buen restaurador debe conocer las épocas, los estilos, las corrientes de diseño que marcaron cada era, y eso es parte del aprendizaje que nunca termina. Cada vez que restauro una pieza, me sumerjo en ese contexto histórico. A veces se trata de una silla que ha estado en una familia durante generaciones o de un mueble antiguo que ha perdido parte de su funcionalidad. En cada caso, debo equilibrar la técnica moderna con el estilo original.
Por eso, en este oficio, los detalles importan. No se puede improvisar. Restaurar una silla del siglo XIX o una mesa de estilo art déco implica trabajar con precisión y cuidado. Cada unión de madera, cada ornamento, cada capa de barniz tiene su propio peso en la historia de la pieza. El objetivo nunca es hacer que el mueble luzca “nuevo”, sino conservar su autenticidad, resaltando las cualidades originales y reparando solo lo que es necesario. En cada intervención que hago, procuro no alterar el carácter del mueble, sino respetarlo.
Materiales y técnicas: el arte de trabajar con madera
El oficio del restaurador de muebles requiere un profundo conocimiento de los materiales y las técnicas que permiten devolver la vida a cada pieza. Cada proyecto presenta desafíos únicos. No se trata solo de aplicar capas de pintura o cambiar la tapicería, cada decisión está basada en la preservación del carácter del mueble. Para mí, cada mueble es un lienzo que ya tiene una historia, y mi papel es continuarla, no reiniciarla.
Evaluar el mueble, el estado de la madera
La madera es la base de casi todas las piezas que restauro. Cada tipo de madera tiene su propia personalidad, y entenderla es fundamental para hacer un buen trabajo. Cuando una pieza llega a mis manos, lo primero que hago es evaluar el estado de la madera. La inspección inicial me permite detectar problemas como grietas, deformaciones o signos de pudrición. Estas fallas pueden comprometer la estructura, y antes de avanzar, debo asegurarme de que todo esté firme y estable.
Cuando es necesario, utilizo métodos tradicionales para reparar la estructura de la madera. Si una pieza ha perdido alguna sección o tiene partes irrecuperables, busco reemplazos de maderas similares. Este proceso de selección es vital para mantener la coherencia de la pieza original.
La importancia del acabado
Una vez que la estructura de la pieza está lista, llega el momento de trabajar en el acabado. La pintura y el barniz juegan un papel crucial en el proceso de restauración, pero siempre deben usarse con moderación. Mi enfoque es que el acabado no debe opacar la historia de la pieza, sino realzarla. Si el mueble tiene una pátina natural, producto de años de uso, mi trabajo es preservarla lo más posible.
Uso pinturas y barnices que respetan la textura de la madera. En lugar de cubrir por completo las superficies, busco técnicas que permitan que los detalles naturales de la madera sigan siendo visibles. Cada capa de barniz es fina y se aplica con cuidado, siempre teniendo en cuenta el tipo de madera y el estilo original del mueble.
Tapicería
La tapicería es otro de los elementos que puede transformar un mueble por completo. Antes de tomar decisiones sobre la nueva tapicería, siempre analizo el estilo original de la pieza. Cuando selecciono una tela, no solo pienso en el aspecto visual, sino también en la durabilidad y funcionalidad. Cada pieza tiene un propósito, y la tela debe adaptarse tanto a su uso como a su estética.
El proceso de tapizado en sí mismo es minucioso. Desmonto el material viejo con cuidado. Luego, la nueva tela se corta y estira con precisión, asegurando que no haya arrugas ni defectos. Cada grapa, cada puntada tiene que ser exacta. El objetivo final es que el tapizado no solo luzca impecable, sino que se sienta cómodo y conserve la esencia del diseño con toques modernos.
Restaurar para proteger el planeta
La restauración de muebles no es solo un acto de preservación cultural e histórica, también es un compromiso con la sostenibilidad. Un restaurador de muebles, en lugar de reemplazar, contribuye a reducir el consumo de recursos naturales. Esto es algo que valoro profundamente. En lugar de desechar muebles que podrían considerarse obsoletos o en mal estado, los devuelvo a la vida, lo que evita la necesidad de talar más árboles y generar nuevos productos.
Además, utilizo productos no tóxicos y reciclables en el proceso de restauración. Tanto en las pinturas como en los acabados, opto por opciones sostenibles que no comprometan la salud del medio ambiente ni la de las personas que utilizarán el mueble restaurado. Para mí, la restauración no solo tiene que ver con preservar el pasado, sino también con proteger el futuro.
Maestría artesanal en el oficio de restaurador de muebles
En Lurdes nos dedicamos a rescatar la historia detrás de cada pieza y a darle una nueva oportunidad de seguir siendo parte de la vida cotidiana. En nuestro equipo, cada restaurador de muebles es un verdadero artesano. Nos enfocamos en preservar lo que hace único a cada mueble, pero adaptándolo a las necesidades del presente. Trabajamos con materiales sostenibles y técnicas tradicionales que honran el oficio de la restauración, mientras cuidamos cada detalle del proceso.
Cuando un mueble llega a nuestras manos, lo tratamos como si fuera parte de nuestra propia casa. Desde la selección de las telas para el retapizado hasta la aplicación de pintura o barniz, cada paso está pensado para asegurar que la pieza conserve su valor histórico.
Además de restaurar, en Lurdes también ayudamos a reorganizar los espacios de tu casa con lo que ya tienes. Nos dedicamos a crear ambientes donde los muebles puedan seguir escribiendo nuevas historias, tanto en el presente como en el futuro.