Prensa

Mis muebles con historia llegaron a El Espectador y me hicieron llorar

Restaurar muebles es mucho más que arreglar madera, es devolver momentos, emociones y vínculos que parecían perdidos.
María Lourdes Palacio /
mayo 24 - 2025

El Espectador me dedicó una entrevista que tituló “Quiero que me recuerden como quien llevaba historias para nunca olvidar”. Y no sé si fue ese título, o la forma en la que Samuel Sosa Velandia me escuchó, pero me tocó el alma.

Él no vino solo a preguntar por muebles antiguos, vino a mirar de cerca a la mujer que está detrás de cada restauración. Me miró con ojos de quien quiere entender, no solo escribir. Esa entrevista no fue una vitrina, fue un espejo. Al hablar con él, sentí mi voz y la de muchos objetos olvidados tenía eco.

Empecé restaurando por amor, sin imaginar hasta dónde me llevaría

Todo esto comenzó cuando era niña. “Mis papás tenían sus muebles impecables y comenzaron a deteriorarse”, le conté a Samuel. Ese deterioro me inquietaba, me dolía, porque para mí esos muebles eran parte de algo más grande: eran testigos de mi vida.

Esa sensibilidad fue creciendo conmigo. Cuando estudié diseño de interiores, entendí que no era solo una emoción: era una vocación. Aprendí sobre color, proporción, espacio. Pero sobre todo, aprendí a mirar con respeto lo que otros descartan.

Más tarde, vi a mi esposo trabajar con madera. Él ya tenía una conexión profunda con el oficio. Yo solo me acerqué un día a ayudarlo, sin ninguna intención. “Y así empezamos juntos este camino, que para los dos es una verdadera pasión”, dije en la entrevista. Y es cierto. Desde entonces, restaurar se volvió un proyecto de vida y de amor.

Los muebles con historia me enseñaron a ver belleza donde otros ven deshecho

“Me acuerdo de que era el mueble de una señora, madre de cinco médicos. Cuando se lo entregamos, ella estaba anonadada de la transformación… la señora lloraba, pero no de angustia, sino de emoción”.

Ese fue uno de los primeros muebles que restauré. Y aunque han pasado muchos más, nunca olvidaré esa reacción. Era mucho más que devolverle su sillón: era devolverle momentos, olores, imágenes, todo eso que creía perdido. Ella no solo recuperó un mueble; recuperó una parte de su historia.

“Nosotros lo recogimos, lo restauramos y volvió a ser protagonista en esa casa”, le conté a Samuel. Eso es lo que hacemos: damos nueva vida, sí, pero también damos un lugar en el presente a aquello que parecía condenado al olvido.

En Lurdes siempre decimos que nada se desecha. No porque seamos expertos en técnicas de restauración, sino porque creemos que todo merece una oportunidad. Lo mismo pasa con las personas, con los vínculos, con los recuerdos.


Ver otras publicaciones de prensa

Mi pasión toca a otros corazones

Hay algo muy especial en hacer esto con la familia. Y lo compartí en la entrevista sin miedo: “No siento miedo ni temor. Este es un proyecto que tenemos claro: sabemos para qué es y hacia dónde va”.

Lo que hacemos no es solo un trabajo, es un compromiso diario. Mi esposo está en cada detalle, mis hijos también. Aquí todos remamos para el mismo lado. Así es como este emprendimiento familiar se ha sostenido y crecido, paso a paso, con calma.

Esto no se trata de “hacer negocio”, se trata de proteger algo más grande. Porque restaurar no es maquillar, es honrar. Es respetar cada veta de la madera, cada cicatriz del tiempo. Es entender que cada silla, cada cómoda, cada armario es un objeto con memoria. Tiene alma, tiene una historia. Por eso siempre pregunto antes de empezar: ¿qué significa este mueble para ti?

“Con esa historia empiezo a idear cómo devolverle la felicidad a su dueña”, conté. Ese es el verdadero trabajo. No es técnico, es emocional. Es escuchar con atención. Y con eso, mi equipo y yo le damos forma a una transformación que va más allá de lo visible.

En el fondo, cada restauración es una conversación entre generaciones. Una manera de cuidar el patrimonio familiar, de mantener viva la voz de quienes ya no están. Cada una de estas piezas con alma vuelve a ocupar un lugar de honra en la casa, no por nostalgia, sino porque sigue teniendo algo que decir.

El Espectador me miró con ternura y entendió lo que hay detrás de cada mueble

Cada uno de esos muebles que llegan a nosotros trae consigo lo que muchos llaman defecto. Yo lo llamo identidad. Mobiliario con identidad. Con marcas que cuentan cosas. Que guardan cenas, tardes, silencios. Que huelen a casa.

“Ya no hay espacio para toda esa basura”, y me refería a ese consumo que descarta sin pensar. Lurdes existe para eso: para decirle al mundo que el reciclaje de mobiliario no es solo una opción estética, es una necesidad ética.

Hoy, más que nunca, entiendo que este trabajo que compartimos como familia también es una forma de educar. De enseñar que hay belleza en lo que ya vivió. Que el mundo no necesita más nuevo, necesita más significado. Necesita más artesanía en madera, más manos que cuidan, más ojos que valoran.

Y al final de todo, vino esa última pregunta que no voy a olvidar. “Con todo el amor, le diría que me siento orgullosa de mí misma, porque lo que un día construí con mi esposo hoy está saliendo tal cual lo soñaba, junto con mis hijos”.

Cuando respondí eso, no pude contenerme. Lloré. Porque entendí que esta historia no es solo mía. Es la de todas esas personas que me han confiado sus muebles con historia. Que han creído en que una mesa puede ser mucho más que madera. Que un mueble con legado puede cargar memorias que merecen volver al centro del hogar.

Ahora, después de ver mi nombre en El Espectador, sé que cada lágrima, cada mueble trabajado, cada entrega, han valido la pena.

Compartir
Foto de Lurdes Palacio
Autor
María Lourdes Palacio
Delineante de arquitectura, especialista en diseño de interiores.
Descubre más
Sala restaurada publicada en El Nuevo Siglo, donde lo antiguo y moderno se fusionan en un ambiente lleno de memoria y calidez.
Prensa

Mi historia en El Nuevo Siglo: unir lo antiguo y moderno transforma

La historia detrás de cada mueble restaurado revela cómo lo antiguo y moderno pueden convivir con emoción y significado.
Lurdes lee emocionada el artículo sobre su trabajo de restauración de muebles publicado en la revista Semana.
Prensa

Semana contó mi historia: hoy restaurar significa memorias

Restaurar muebles es devolver memorias y sentido al hogar. Semana lo publicó y confirmó que esta tendencia llegó para quedarse.
Lurdes Palacio sonriente junto a un mueble restaurado, representando su pasión por recuperar historias a través de la madera.
PrensaVideo

Lurdes En Blu Jeans: cómo restaurar también es contar historias

Restaurar es más que reparar: es rescatar recuerdos. Así lo conté En Blu Jeans, donde cada mueble tiene algo que decir.
Stand de Lurdes en Feria EVA home 2025 dentro del pabellón Home & Decor, mostrando muebles restaurados y objetos con historia.
PrensaVideo

Lurdes en Feria EVA 2025: participamos en el nuevo y hermoso pabellón Home & Decor

Nuestro paso por Feria EVA home fue un viaje de amor por lo hecho a mano y las historias que habitan los muebles.
Vitrina en madera tallada que guarda historia y elegancia en cada detalle.
Muebles

Antigüedades que transforman espacios con historia y elegancia

Las antigüedades no son moda. Son memoria activa. Son objetos que viven contigo, que cuentan cosas que las cosas nuevas no saben decir.
Espacios perfectamente decorados, todo impecable, pero todo vacío: sin alma, sin historia, sin hogar.
Opinión

IKEA me hizo valorar lo que ya tenía en casa

IKEA te seduce con diseño y funcionalidad, pero tus muebles antiguos cuentan una historia que ningún catálogo puede igualar.